sábado, 16 de febrero de 2008

¿Cómo?


¿Cómo sabe Andrea que la poesía no tiene cuerpo,
no tiene corazón y
en su hálito de niña pasa o puede pasar
y habla de lo que siempre no habla?
En la boca cuaja el mundo y a la luz
de pasados que Andrea ignora para nunca,
su memoria es una casa nueva donde otros rostros vivirán
y otros atardeceres, otros llantos.
Mejor así. Todo lo que se hunde ahora, este tiempo que se disuelve,
serán para ella páginas amarillentas olvidables.
Un día sabrá que existieron como ella misma,
entre lo imaginado y lo real.
¡Ah, vida, qué mañana cuando termines de escribir!